Lunes, 5 de agosto del 2024
El aceite de pescado es un suplemento conocido por sus beneficios en la salud del cuerpo, pero ¿realmente se centran en la salud del corazón? ¿O en realidad actúan sobre otras funciones del cuerpo? Para hablar del tema, es necesario comenzar con un poco de contexto histórico.
¿Por qué es tan popular el aceite de pescado?
Alrededor de los años setenta, múltiples científicos estaban asombrados ante un hecho que les parecía paradójico: los inuit, poblaciones que viven en las regiones árticas de América del Norte que consumían alimentos muy ricos en grasa, tenían una salud cardiovascular ejemplar. Después de todo, este hecho era contradictorio con la información nutricional de la época, la cual dictaba que el consumo de alimentos grasos como carne de ballena, foca o pescado azul, obstruía las arterias y provocaba enfermedades cardiacas.
Para comprender mejor lo que ocurría, dos investigadores daneses viajaron a Groenlandia notaron que además, los habitantes de la región tenían niveles más bajos de colesterol y triglicéridos en la sangre que los habitantes de Dinamarca. Esto ayudó a que trazaran su hipótesis: la dieta de los inuit era rica en ácidos grasos omega-3, sobre todo EPA y DHA, que se concentran en el pescado y los animales que se alimentan de él. De esta manera, estos ácidos grasos demostraban tener un importante papel en la salud cardiaca.
Con el paso de los años, los suplementos de omega-3 fueron cada vez más populares, hasta que hoy en día se consagran como uno de los más consumidos no solo para la salud cardiovascular, sino también para el cuidado de la salud del cerebro. De hecho, estos suplementos son unos de los más consumidos en el mundo, solo por debajo de las multivitaminas y de la vitamina D.
Muchos estudios, pero poca certeza
Sin embargo, la popularidad de los suplementos de omega-3 y el aceite de pescado para la salud cardiovascular puede no ser tan certera como se piensa. Y es que en realidad, han sido varios los estudios que han informado que el consumo de cápsulas de aceite de pescado no reduce de forma significativa los casos de muerte por enfermedad cardíaca o en eventos cardiovasculares totales como infarto y accidente cerebrovascular. Por ejemplo, un ensayo de 2018 no mostró beneficios generales para la salud del corazón de los omega-3 en más de 15,000 adultos con diabetes tipo 2 y otro ensayo de 2019 en más de 25,000 adultos mayores tampoco mostró mayor efecto por parte de los suplementos.
Más bien, es muy importante destacar que el consumo de pescado al menos una vez a la semana sí se vincula con menos probabilidades de morir de cardiopatía coronaria y que el aceite de pescado ayuda a mantener en buen funcionamiento la señalización eléctrica de las células cardiacas. En realidad, lo que no se ha demostrado con tal eficacia es que el consumo de suplementos como el de aceite de pescado realmente puedan tener ese nivel de beneficio, según ha declarado Christine Albert, jefa del departamento de Cardiología del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles.
Beneficios reales
Expertos proponen que los beneficios de suplementos de aceite de pescado pueden ayudar a las personas que no comen muchos alimentos de origen marino, pero que lo ideal es obtener este nutriente de forma natural, por ejemplo, con el consumo de pescados al menos una vez a la semana. Es decir, es mejor obtener omega-3 del pescado que del aceite de pescado. Además, comer pescado aporta proteínas, vitaminas y minerales, y es una opción más saludable que las carnes rojas y procesadas.
La Asociación Americana del Corazón sugiere consumir al menos dos raciones de pescado de 85 gramos a la semana. Además, aclara que lo mejor son los pescados grasos como el salmón, la caballa, las anchoas y las sardinas.
Sobre todo, las dosis altas de ácidos grasos omega-3 pueden ser recomendables para las personas con triglicéridos muy altos en sangre, pero si lo que se busca el cuidado de la salud cardiovascular, es mejor tener cambios en la dieta y el estilo de vida, que han demostrado mayores beneficios que el aceite de pescado en estas metas en específico. Por ejemplo, dar prioridad a la dieta mediterránea, que incluye pescado varias veces por semana y acentúa los cereales integrales, las frutas y verduras, las legumbres, los frutos secos, las semillas y el aceite de oliva, tiene claros beneficios.
Fuente. gq.com