Quién paga la cuenta en la primera cita, según la generación Z

Lunes, 30 de diciembre del 2024

La generación Z ha desafiado muchos de los paradigmas con los que crecieron las personas que pertenecen a distintas generaciones de antes, desde los millennials hasta la generación X y los boomers, pues las variantes en comportamiento y mentalidad de esta generación se han contagiado entre personas de diversas edades.

 

Por ejemplo, en los ambientes laborales, cada vez es más común que se establezcan normas y se procure un ambiente de trabajo que beneficie la comodidad y el tiempo libre, algo que antes de la generación Z era casi impensable, pero que con sus marcados límites sobre el tiempo que le dedican al trabajo, se han creado nuevas medidas de productividad para mantener a los empleados contentos.


De forma similar, las escuelas se han tenido que adaptar a hábitos que con la generación Z son parte del día a día, como comprender las distintas formas de aprendizaje, hablar de neurodivergencia en la pedagogía y hasta aclarar la importancia de respetar los pronombres, orientaciones y más rasgos de la identidad de cada persona.


No obstante, hay un área de nuestros comportamientos que todavía no termina de cambiar ni de cuestionarse lo suficiente, o al menos en la cual no tenemos las respuestas claras, con todo y las nuevas ideas y acuerdos sociales que implica la convivencia con gente más joven: el momento de pagar la cuenta.


La incomodidad de la cuenta

En cualquier caso, cuando es momento de una primera cita con alguien que nos gusta, varios factores contribuyen a una sensación de nerviosismo antes de acudir al plan. Por ejemplo, adivinar qué tanto podrá fluir o no la conversación, si necesitamos arreglarnos o podemos ir más casuales, si tendremos elementos en común o si la noche acabará en un buen recuerdo o un mal rato. Pero de todo esto, uno de los momentos en que más debate y confusión puede haber es cuando traen la cuenta.


¿Debe el hombre pagar la cuenta para respetar la tradición de que así sea? ¿O la exigencia de igualdad de las mujeres implica que este gasto se divida? ¿Hay una deuda histórica de parte del hombre que lo obligue a cubrir este tipo de gastos o más bien las mujeres deben aprovechar este momento para anular el rol de género que para ambos géneros es bastante incómodo? Si el hombre paga, ¿la mujer está obligada a algo? Si la cuenta se divide en dos, ¿deberá ser así en todas las ocasiones? ¿Qué pasa cuando uno de los dos gana mejor que el otro? ¿Dividir la cuenta significa que habrá respeto e igualdad en todos los demás ámbitos?


Todas estas interrogantes se hacen presentes al momento de decidir si pedir la terminal, si pasar la tarjeta, si sacar el efectivo y, para muchos, el rumbo que pueda tomar este tenso instante puede ser determinante en el desarrollo de una relación.


Después de todo, tanto en la generación Z como en las dos anteriores (es decir, en las personas nacidas desde los años sesenta hasta el dos mil) el criterio sobre quién paga la cuenta no es uniforme, pero sí predomina la tradición (aunque no es así en otros todos los ámbitos de la dinámica social).


¿Qué piensa la generación Z?

Para la generación Z, la cuenta debe ser pagada por el hombre, o al menos así lo piensa una parte mayoritaria de la gente, según una investigación de la Universidad Estatal de Fayetteville que entrevistó a 552 estudiantes universitarios heterosexuales en Wilmington, Carolina del Norte, a quienes les preguntaron si esperaban que los hombres o las mujeres pagaran por las citas, y si ellos, como hombres o mujeres, solían pagar más.

 

Los resultados indicaron que los hombres jóvenes pagaban la totalidad o la mayor parte de las citas en torno al 90 por ciento de las ocasiones, mientras que las mujeres solo pagaban alrededor del 2 por ciento de las veces (se repartían la cuenta en torno al 8 por ciento de las ocasiones).


Esto se debe a diversos factores, como son:


• Sexismo benévolo: la creencia de que los hombres deben proteger a las mujeres.
• Sexismo hostil: la creencia de que las mujeres son más débiles que los hombres.
• Ideas de caballerosidad y cómo ejercerla.
• Reclamo por la brecha salarial de género, en la que se espera que el hombre pague porque gana mejor salario.


El riesgo que este estudio identificó consiste en que, en algunos casos, mientras más fuerte era la creencia de que un hombre debía pagar la cuenta, más hostiles eran sus opiniones respecto a las mujeres. En ese sentido, aunque no existe una respuesta única a este tema, es importante entender si la división de gastos se hace por una cuestión de equidad o de control y que los acuerdos, en todo caso, sean en equipo y surjan desde la realidad y posibilidad de cada uno de los integrantes de una relación, desde el respeto y el amor.

 

 

 

Fuente. gq.com

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