Lunes, 30 de diciembre del 2024
Mecánico o abogado de día y profesor de salsa o músico de noche. El slashing se instaura como una nueva forma de trabajar que promete hacer más felices a las personas.
“Durante la semana, arreglo motores. Pero el fin de semana, cuando doy clases de salsa, es como si reparara almas”, cuenta Pierre, de 37 años, un adepto al slashing. Te los encuentras sin saberlo, estos malabaristas modernos que combinan dos, tres, a veces cuatro actividades profesionales en su vida cotidiana. Son mecánicos durante la semana y profesores de baile el fin de semana, o abogados de día y músicos de noche.
Este fenómeno tiene un nombre: slashing. Y detrás de este término de moda se esconde una forma audaz de replantearse el trabajo, conciliando la realización personal con los imperativos financieros. “Para mí, el slashing es una forma de no renunciar nunca a lo que me motiva profundamente”.
Slashing: El arte de combinar pasiones
Por encima de todo, el slashing es una filosofía de vida, una búsqueda del equilibrio entre la razón y la pasión. En un mundo donde la monotonía profesional amenaza con frecuencia la motivación, muchos trabajadores optan por diversificar sus actividades para brindarse una vida más enriquecedora y estimulante. El informe anual del Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos de Francia (INSEE) revela que 2.1 millones de franceses ya tienen varios empleos, una cifra que no deja de aumentar.
Mientras que para algunos es una manera de llegar a fin de mes, para otros es una auténtica estrategia de autorrealización. Pierre es un ejemplo perfecto de este enfoque:
“Cuando estoy en mi taller, estoy concentrado y soy metódico. Bailar es justo lo contrario: es libertad y emoción en estado puro. Son dos partes de mí que se equilibran perfectamente”.
Esta doble vida refleja un deseo creciente de escapar de los grilletes tradicionales del empleo asalariado. En un mundo en busca de sentido, el slashing es un modo de inyectar nueva vida a una carrera profesional mientras se exploran las propias pasiones. También es una forma de expresar facetas de ti mismo que un solo trabajo nunca contendría.
Un modelo adaptado a un mundo cambiante
En un momento en que las carreras lineales están dando paso a trayectorias profesionales híbridas, la polivalencia emerge como respuesta a los retos de nuestros tiempos. La rápida evolución de las competencias y la incertidumbre económica hacen que la polivalencia sea más valiosa que nunca. Los propios reclutadores empiezan a valorar estos perfiles, capaces de navegar entre diversos campos, sobre todo en un contexto en el que el 85% de los empleos de 2030 todavía no existen en la actualidad.
Ser un slasher –y no, no nos referimos al subgénero de películas de terror– también significa abrazar una curiosidad insaciable y una capacidad de aprendizaje continuo. Estas cualidades no son innatas, sino que se desarrollan con el tiempo y la práctica. “He aprendido a organizarme y a optimizar mi energía. Mis dos trabajos se retroalimentan, aunque al principio no fuera fácil compaginarlos”, confiesa Pierre con una sonrisa.
Para los más escépticos, esta diversificación laboral no es sinónimo de inestabilidad, sino todo lo contrario: te permite ampliar tus competencias y construir la seguridad profesional sobre varios pilares. Combinando diversas actividades, te proteges de los vaivenes del mercado laboral, a la vez que cultivas valiosas habilidades.
Una vida elegida, no impuesta
El slashing no está exento de limitaciones: la administración del tiempo, la presión y, a veces, la mirada de los demás. Pero para quienes lo adoptan, los beneficios superan con creces los inconvenientes. Es una forma de crear una vida profesional a la medida, en la que cada actividad refleja una parte de ti mismo. Ya sea para satisfacer una pasión, diversificar tus ingresos o mantenerte al día en un mundo en constante cambio, el slashing tiene mucho que ofrecer.
En un entorno laboral en el que únicamente el 31% de los mexicanos dice esta comprometido con su trabajo –según el informe State of the Global Workplace de Gallup–, el slashing ofrece una sana escapatoria de los trabajos basura o del aburrimiento. Y si, como Pierre, decides dar el paso, hay una sencilla pregunta para guiarte: ¿cuál es tu segunda pasión, la que te alegra el día?
“Si todo lo que hiciera fuera reparar autos, sería como una rueda dando vueltas. Con el baile, encontré un segundo camino. Y es la libertad”. Una filosofía de vida que, en un mundo cada vez más complejo, bien podría convertirse en la clave de una carrera profesional satisfactoria. Porque, a fin de cuentas, ser un slasher no consiste en mantener una serie de trabajos. Se trata de construir una vida a la altura de tus sueños.
Fuente. gq.com