Cómo estar más presente en vacaciones

Jueves, 2 de enero del 2025

Cómo estar más presente en vacaciones puede transformar una experiencia. Navegaba por el lago de Como el penúltimo día de un viaje familiar cuando mi mente comenzó a divagar de las mansiones junto al lago y la fresca brisa otoñal al temor de regresar a casa. La sensación era familiar, pero a diferencia del pasado, conscientemente detuve esos pensamientos perturbadores. Mientras me enfocaba en el agua brillante frente a mí, susurré: “Estoy aquí”. Miré las majestuosas montañas que rodean el lago y lo repetí: “Estoy aquí”. Observé disimuladamente a mi familia sonriente en el bote y lo dije una y otra vez, hasta sentirme más tranquilo. Finalmente, una técnica de meditación sencilla en la que había estado trabajando reveló su eficacia.

 

“No hay nada peor que visitar un lugar hermoso, pero estar distraído”, dice Aditi Shah, instructora de yoga y meditación en Peloton, una app que uso con frecuencia para mi práctica de mindfulness. “Y no hay nada mejor que estar plenamente presente para disfrutar las pequeñas alegrías que encuentras en los detalles”.


Comencé a experimentar con la meditación cuando me mudé a Nueva York a mis veintitantos años. Encontré alivio en la quietud tras días caóticos de correr por la ciudad entre un estruendoso fondo de ruidos urbanos. No persistí, sin embargo; como cualquier hábito nuevo, requería esfuerzo, y unos días perdidos hicieron que mi práctica se desvaneciera.

“Al tener una práctica de meditación, entrenas tu cerebro para notar cuando no estás en el momento presente, para que puedas reenfocar tu atención”, comparte Lara Grant, maestra de meditación y coach de bienestar. Esto es particularmente útil cuando viajas, para sintonizar todos tus sentidos con el presente: “Cuando estás sentado en la playa, notas lo azul del océano, el sonido de las olas rompiendo, el olor a sal en el aire y cómo se siente la arena en tu piel”.


Aunque al inicio de mis viajes notar estos detalles es sencillo, conforme se acerca el regreso a casa, suelo sentir tristeza por el final, ansiedad por el viaje de vuelta y estrés por el regreso a la oficina. “La meditación puede ayudarte a procesar esas emociones permitiendo que los sentimientos estén ahí mientras respiras a través de ellos”, explica Grant.
En mi estancia en el lago de Como, aún tenía dos días más en la impresionante Italia. Si me hubiera rendido ante el temor del fin del viaje, me habría perdido por completo esa parte de mis vacaciones. Como recuerda Briony Gunson, coach de meditación y respiración, “puede que sientas algo de estrés mientras tu mente divaga hacia el regreso a casa, pero también puede que estés frente a un atardecer hermoso… ¡El viaje aún no termina!”.


Utilizar la meditación para estar presente mientras se viaja

Ya seas principiante o meditador experimentado, mantener una rutina mientras viajas puede presentar obstáculos. Grant recomienda empezar pequeño y simple: dedica de cinco a diez minutos cada mañana para establecer el tono de un día presente. “De la misma forma que priorizas cepillarte los dientes por la mañana, haz lo mismo con la meditación”, dice. También puedes incorporar técnicas sencillas de mindfulness para reconectarte durante el día; Grant cierra los ojos antes de cada comida, respira tres veces lenta y profundamente, y luego huele la comida antes de empezar a comer.

 

Encontrar un mantra de mindfulness que resuene contigo puede ayudar a enfocar la mente en el camino. Como mi simple “Estoy aquí”, Gunson a menudo usa: “Estoy abierto a la magia de este momento presente”.


Por último, aunque la tecnología puede ayudarnos a mantenernos conectados con nuestra práctica gracias a apps como Insight Timer, Calm y Headspace, su tentación también puede ser un obstáculo para enfocarnos en lo que ocurre a nuestro alrededor. Comparar tus vacaciones con las de otros, revisar correos o enviar mensajes a amigos en casa puede robarte detalles importantes. Por esta razón, Gunson sugiere establecer límites tecnológicos.


“Si viajas en coche y alguien conduce, podrían acordar que ambos estarán presentes en lugar de que uno esté en su teléfono”, dice. Esto también aplica a compartir comidas, tours y pasear por una nueva ciudad: “Toma la foto necesaria”, sugiere Gunson, “pero luego guarda el teléfono”.


Y cuando todo lo demás falle, recuerda que el entorno no tiene que ser perfecto para meditar. “No necesitas bloquear por completo el mundo exterior”, dice Shah. “Deja que el mundo sea el fondo y que tu práctica tome el centro del escenario”.

 

 

 

Fuente. gq.com

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