Martes, 13 de mayo del 2025
¿Cada cuánto debo cambiar las sábanas de la cama? Al dormir, compartimos nuestro espacio de descanso con una serie de elementos invisibles como células muertas, ácaros del polvo y otras partículas que, con el tiempo, se acumulan en la ropa de cama. Aunque no siempre lo percibamos, esta acumulación puede afectar nuestra salud, provocando problemas cutáneos, respiratorios o alergias.
Expertos en microbiología y limpieza advierten que mantener una buena higiene en las sábanas no es solo una cuestión de orden, sino una necesidad para preservar el bienestar físico.
La frecuencia con la que deben cambiarse puede variar según factores individuales, como el clima (en zonas cálidas, el sudor nocturno exige renovarlas con mayor frecuencia), la sudoración excesiva o la presencia de mascotas. Además, durante una enfermedad, se recomienda reemplazarlas con más regularidad para evitar la proliferación de gérmenes y favorecer la recuperación.
Pasamos, en promedio, un tercio de nuestra vida durmiendo. Y aunque la recámara suele ser un santuario de descanso, muchas veces olvidamos que lo que parece limpio… no siempre lo está. Las sábanas, ese elemento tan cotidiano como íntimo, acumulan cada noche rastros de sudor, piel muerta, aceites corporales e incluso bacterias.
¿Cada cuánto debo de cambiar mis sábanas de la cama?
Lo ideal es cambiar tus sábanas una vez por semana. Esta frecuencia ayuda a mantener un entorno limpio y libre de acumulación de células muertas, ácaros del polvo, sudor y bacterias que pueden afectar tu piel, tu respiración y la calidad de tu descanso.
Sin embargo, podrías cambiarlas con más frecuencia (cada 3 o 4 días) si:
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Duermes con mascotas.
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Sudas mucho por las noches.
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Estás enfermo.
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Duermes sin ropa.
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Vives en climas cálidos o húmedos.
¿Qué pasa si no cambio las sábanas regularmente?
Una mala higiene en la ropa de cama puede acarrear consecuencias inesperadas para tu salud. Estos son algunos de los principales riesgos asociados:
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Reacciones alérgicas: Los ácaros del polvo prosperan en ambientes cálidos y húmedos como la cama. Sus excrementos contienen proteínas que provocan alergias, con síntomas como estornudos, picazón en los ojos y congestión nasal.
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Infecciones: Las sábanas sucias pueden ser el hábitat perfecto para bacterias y hongos, lo que incrementa el riesgo de infecciones en la piel, especialmente si tienes heridas abiertas.
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Trastornos respiratorios: El polvo y los ácaros también pueden afectar la calidad del aire en la habitación, provocando tos nocturna, dificultad para respirar o crisis asmáticas.
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Problemas en la piel: La acumulación de grasa, sudor y células muertas puede obstruir los poros y desencadenar acné, dermatitis o irritaciones cutáneas.
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Sueño de mala calidad: Dormir en un entorno limpio favorece el descanso profundo. En cambio, un ambiente sucio puede aumentar el estrés y perjudicar la calidad del sueño.
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¿Cómo lavar las sábanas correctamente para eliminar bacterias?
Lavar las sábanas a temperaturas bajas no es suficiente para eliminar todos los patógenos. Estudios demuestran que un lavado a solo 30?°C elimina apenas el 6?% de los microorganismos presentes. En cambio, un ciclo de lavado a 60?°C resulta mucho más eficaz para erradicarlos.
Tampoco debemos olvidar otros elementos del entorno de descanso, como almohadas, fundas y edredones, que también acumulan ácaros y bacterias, aunque su limpieza pueda realizarse con menor frecuencia.
Más allá de la higiene, renovar la ropa de cama con regularidad tiene un efecto psicológico positivo: no hay nada como meterse en una cama con sábanas limpias, suaves y con buen aroma. Mejora el ánimo, reduce el estrés y, según diversos estudios, contribuye a un sueño más profundo y reparador.
Cambiar las sábanas no es solo una cuestión estética, sino un acto de autocuidado. Si deseas dormir mejor, respirar tranquilo y cuidar tu piel, el primer paso está más cerca de lo que imaginas: justo bajo las mantas.
Fuente: glamour.com